lunes, 20 de octubre de 2008

Yuyos Clasificación según su estilo: Agrupaciones de árboles individuales (yose-ue, kyuhon-yose, etc.)

Yuyos

  • Agrupaciones de árboles individuales (yose-ue, kyuhon-yose, etc.)

  • Las plantaciones en grupo siempre han ejercido una notable fascinación a lo largo de la historia gracias a su poder evocador de la paz y el misterio propios de lejanos bosques. Es más, no son pocos los aficionados que se descubren a si mismos conteniendo la respiración ante alguna composición que les atrae especialmente, perdidos en imaginarios senderos que serpentean entre imponentes árboles.

  • En función del número de ejemplares las plantaciones en grupo reciben denominaciones distintas:

    Sojukan: Dos árboles

    Sambon-yose: Tres árboles

    Gohon-yose: Cinco árboles

    Nanahon-yose: Siete árboles

    Kyuhon-yose: Nueve árboles

    Yose-ue: Más de nueve árboles, pero siempre un número impar.

  • Por motivos estéticos siempre se procura establecer una composición con un número impar de ejemplares, excepto quizá en agrupaciones muy numerosas de treinta o cuarenta arbolitos en las que este factor resulta menos importante pues resulta muy complicado apreciar el número a simple vista.

  • En estas composiciones cada individuo cuenta con su propio sistema radicular totalmente independiente. O por lo menos inicialmente, pues conforme pasan los años las raíces van fusionándose progresivamente hasta que finalmente todos los ejemplares se encuentren interconectados a través de ellas. Es un proceso muy similar al que tiene lugar en los bosques naturales, en los que más que de ejemplares aislados, se podría hablar en cierto sentido de un único organismo: el bosque.

  • Es esta fusión de las raíces la que casi obliga a trasplantar el bosque como todo un conjunto, y no separando nuevamente los árboles en cada trasplante. Algo que por otra parte, a pesar de ser una operación más delicada de lo que sería si de un árbol individual se tratara, simplifica notablemente la tarea de mantener el diseño inicial en los sucesivos trasplantes a lo largo de los años.

  • En líneas generales las reglas para formar un bosque son las mismas que para un árbol individual, aunque hay que tener en cuanta que en este caso debe tratarse el conjunto de troncos como si de uno sólo se tratara, modelando sus ramas y copas de acuerdo con esta idea. Es este punto, aunque aparentemente complicado de conseguir, lo que permite al aficionado aprovechar material que no reunía las mejores condiciones como para ser tratado como árbol individual.

  • La elección del material adecuado para formar un bosque es un punto de vital importancia, siendo adecuadas aquellas variedades cuya tendencia natural sea a crecer erguidas, tanto caducifolios como de hoja perenne. Especies que produzcan hojas de gran tamaño no deben ser descartadas, pero hay que tener en cuenta que en ese caso la composición deberá ser de un tamaño bastante mayor para que el conjunto resulte proporcionado.

  • También resulta recomendable no mezclar especies distintas de árboles tanto por motivos botánicos, ya que sus necesidades de cultivo serán distintas, como por motivos estéticas, puesto que conseguir un resultado estéticamente agraciado es más complicado. Sobretodo resulta más difícil adquirir la sensación de profundidad adecuada cuando los árboles traseros destinados a proporcionarla, son de una especie distinta a los que aparecen en primer plano




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